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Brofluencers: psicólogos alertan del uso de técnicas de sectas o del yihadismo con adolescentes y jóvenes

Su discurso se dirige directamente a chicos jóvenes

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  • Una imagen del conocido influencer Llados

Desde hace un tiempo prolifera en redes sociales lo que empieza a conocerse como los ‘brofluencers’, o lo que viene siendo un conjunto de gurús o coach enfocados principalmente en hombres y adolescentes a los que prometen alcanzar el éxito, convirtiéndoles en millonarios exitosos con cuerpos esculpidos gracias a sus cursos y arengas (que cuestan miles de euros). 

Estos ‘brofluencers’ les instan a alejarse de sus seres queridos críticos por ser un lastre para el éxito, abandonar su hogar, levantarse a las 5am para hacer burpees, considerar a las mujeres meros trofeos, mientras les llaman “panzas”, “mileuristas” y “loosers”. Lanzan el mensaje de que si no tienen un Lamborghini, abdominales de hierro y mujeres espectaculares a su disposición, es porque son unos fracasados, no tienen fuerza de voluntad y los únicos culpables son ellos mismos.

Pese a que se ha demostrado que las propiedades -mansiones, yates o coches de alta gama- que aseguran poseer son una farsa y que hay miles de afectados tratando de que se haga justicia, sus RRSS superan el millón de seguidores, sumando adeptos cada día, a los que cobran cantidades ingentes de dinero para recibir sus formaciones.

Sin embargo, los especialistas de la comunidad médica alertan de sus métodoscuestionables pseudocientíficos, basados en técnicas de captación propios de las sectas y con estructura empresarial de estafa piramidal, al generar también ingresos gracias a un sistema de recompensas por cada nuevo seguidor que les traen.

Top Doctors®, grupo de healthtech líder en la transformación digital del sector sanitario y en el desarrollo de sistemas tecnológicos para el fácil acceso a los mejores especialistas médicos, ha entrevistado a diferentes especialistas médicos sobre su valoración acerca de este movimiento y cómo pueden salir adelante los afectados y sus familias.

¿Quiénes son las víctimas? Perfiles de vulnerabilidad extrema y sin un propósito claro de vida

Los expertos consideran que los riesgos son muchos y variados, dependiendo de la personalidad y el contexto en que la persona se vea inmersa. En algunos casos se puede producir un trastorno disociativo atípico que, dicho a grandes rasgos, sería desconectarse de la realidad.

Irene Giménez, especialista en Psicología en el Institut Dra. Natalia Ribé y miembro de Top Doctors, afirma tajante: “su discurso se dirige directamente a chicos jóvenes en estado de vulnerabilidad por falta de propósito de vida. El mecanismo de enganche es exactamente el mismo que el de cualquier secta, o el del yihadismo, sin ir más lejos”. 

En cuanto a las consecuencias, ella destaca que “más allá de las evidentes pérdidas económicas, la mayor repercusión a nivel psicológico la vamos a encontrar en una disminución de la autoestima (se interioriza el discurso tóxico de la psicología positiva dañina del “tú puedes, y si no puedes es porque no vales”, no porque “no siempre se va a poder”. Además, como la autoestima queda únicamente asociada a la parte física en el discurso de este tipo de influencers, esa pérdida de autoestima puede repercutir también en trastornos de la imagen como el trastorno dismórfico corporal, trastornos de conducta alimentaria, además de trastornos de ansiedad y depresión”.

La especialista añade a la lista de riesgos el aislamiento social, en tanto que se separa a las víctimas de su entorno, que no es válido, que no entienden, que son loosers y por tanto no interesan, para poner el foco en el gurú o líder, con el que obviamente no se van a acabar relacionando nunca.Y todo ello sin olvidar los problemas fisiológicos derivados de barbaridades como no respetar las horas de descanso nocturno etc.

Por su parte, el psicólogo y miembro de Top Doctors, Javier Álvarez Cáceres resalta los siguientes riesgos “dejar los estudios al infravalorar el valor de la educación convencional -que consideran un timo-, problemas económicos al invertir en “humo”,baja autoestima al creer que no se está a la altura de expectativas imposibles, crisis familiares, aislamiento social, ansiedad, depresión, pensamientos obsesivos…”.

Ante la cuestión de si los mensajes que lanzan este tipo de influencers se basan en alguna evidencia, Javier Álvarez Cáceres apunta que “son perniciosos para la salud mental debido a que la mayoría son mensajes sin contenido. Frases grandilocuentes con la intención de hacer soñar a quien lo recibe, creer que todo aquello que te propongas es posible siguiendo un método que no goza de evidencia ni empírica ni científica”.

La especialista Irene Giménez revela que “las pseudociencias han tomado el timón, y en el caso de este tipo de influencers, con un contenido totalmente vacío y carente de valor intelectual. Se trata de un timo brutal que pone en evidencia el vacío existencial de las nuevas generaciones (afortunadamente sin generalizar). Asimismo pone en evidencia, el discurso anti ciencia imperante, a la vez que misógino, porque se acaba igualando a la mujer, con el Lamborghini, es decir, “desea fuertemente ambos trofeos, y podrás atraerlos, eso sí, a base de flexiones”. Y es que cuando vinculamos todo aquello que podemos llegar a lograr, al mero hecho de desearlo, el nivel de frustración que puede gestarse ahí es extremadamente intenso y tóxico” 

Y concluye: “este tipo de mensajes responsabilizan plenamente a la “víctima” de todo aquello que no consigue.”

¿Por qué están ganando tantos adeptos?

Principalmente, porque han seleccionado muy bien a quién se dirigen y hay dos grandes cuestiones que han favorecido el aumento de adeptos a este tipo de influencers en los últimos años: las redes sociales, que hacen que los mensajes lleguen de forma rápida y sin filtro; y la sociedad del ‘aquí y ahora’.

“Mejor seguir un reto de 90 días y hacerme millonario o tener un cuerpazo, que estudiar y prepararme para mis objetivos o cuidar alimentación y deporte para tener mejor físico...son mensajes muy potentes porque me dicen lo que yo quiero oír para tener un motivo de autoengaño”, indica Álvarez Cáceres.

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