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La Técnica Alexander: un método para despertar el cuerpo y la mente

Músico, pedagoga y apasionada del movimiento consciente, Susana Vera Tantos descubrió la Técnica Alexander casi por casualidad, durante un curso para profesores

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Susana Vera Tantos

Aquello cambió su forma de entender la música… y la vida. Hoy, casi dos décadas después, Susana enseña esta disciplina en Bilbao y en Pamplona, convencida de que todos —seamos músicos, deportistas o simplemente personas que viven con prisas— podemos aprender a movernos, respirar y pensar de manera más equilibrada.

De la flauta a la consciencia corporal

«Desde muy pequeña quería ser flautista», recuerda Susana. Creció en una familia profundamente musical, rodeada de voces, coros y orfeones en su Pamplona natal. Su determinación la llevó a conseguir una beca del Gobierno de Navarra para estudiar en París, donde se formó como flautista profesional. A su regreso, obtuvo plaza como profesora de flauta en la Escuela de Música de Sangüesa.

Fue en un curso de formación para docentes cuando conoció la Técnica Alexander:

“Me fascinó comprobar que, con menos esfuerzo, podía tocar mejor. Noté que al eliminar tensiones innecesarias, todo —la respiración, el sonido, la facilidad al tocar— fluía mucho mejor.”

Aquel descubrimiento la marcó tanto que decidió dejar temporalmente la enseñanza musical y volver a París, esta vez para formarse durante tres años como profesora certificada de Técnica Alexander. “De eso hace ya 18 años”, dice sonriendo. “Soy mayor de edad como profesora de Alexander.”

¿Qué es la Técnica Alexander?

La Técnica Alexander no es un método terapéutico ni una gimnasia postural. Es, más bien, una forma de depertar la conexion ya existente entre cuerpo y mente, aprendiendo a observar cómo usamos nuestro cuerpo en las actividades cotidianas —desde escribir hasta tocar un instrumento, practicar deporte o simplemente esperar el autobús.

“Ninguna actividad es totalmente mental ni totalmente física”, explica Susana. “La Técnica Alexander nos enseña a coordinar el pensamiento con la acción muscular, a recuperar ese equilibrio natural que teníamos cuando éramos niños.”

El trabajo con un profesor se realiza principalmente a través del tacto, una herramienta sutil que permite detectar tensiones que la persona no percibe. “Cada uno tiene hábitos adquiridos desde la infancia. Andamos como nuestros padres o adoptamos gestos de nuestros amigos. A veces esos hábitos, aunque inconscientes, nos desequilibran.”

El cuerpo como espejo del pensamiento

Uno de los pilares de esta técnica es la observación consciente. Dolencias comunes —como dolores de espalda o tensión en los hombros— suelen ser señales de un uso ineficaz del cuerpo.

“La mayoría de las veces solo prestamos atención al cuerpo cuando nos duele”, dice Susana. “Pero si aprendiéramos a observarnos antes, podríamos evitar muchas molestias.”

La Técnica Alexander propone “parar, pensar y actuar”. Aprender a hacer pausas —a veces de apenas dos segundos— para dejar que el cuerpo responda sin las tensiones habituales.

“Parece complicado, pero en realidad es muy sencillo. Si alguien dice que no respira bien y vemos que está apretando el pecho, solo tiene que dejar de hacerlo. Es sentido común, pero con práctica y atención.”

Una herramienta universal

Aunque muchos la asocian con músicos o actores —de hecho, es asignatura obligatoria en escuelas de teatro de Londres o Nueva York—, la Técnica Alexander es útil para cualquier persona. No requiere ropa especial ni equipamiento; una simple silla basta para empezar.

“En una actividad tan sencilla como sentarse o levantarse puedo ver cómo alguien usa su cuerpo, dónde hace más esfuerzo o cómo reparte el peso. A partir de ahí se puede trabajar todo.”

Las clases suelen ser individuales, aunque también se imparten en pequeños grupos.

“Cada persona tiene una historia y unos hábitos diferentes. Pero todos pueden beneficiarse: los jóvenes, como prevención; los adultos, para evitar lesiones o mejorar el rendimiento; y quienes ya sienten dolor, para empezar a aliviarlo.”

Más que una técnica, una forma de estar

Para Susana, la Técnica Alexander no solo mejora la postura o el rendimiento físico: ayuda a reconectar con uno mismo.

“Es volver a unir lo que pienso que hago con lo que realmente hago. El ser y el estar. Esa unidad que teníamos de niños, cuando nuestro cuerpo y nuestra voluntad iban juntos.”

El objetivo, dice, no es hacer más, sino hacer mejor y con menos esfuerzo.

“Cuando dejas de poner palos en las ruedas, el cuerpo funciona de forma natural. Es un proceso lento, pero muy constructivo.”

Probarlo para entenderlo: regala clases tanto individuales como grupales

Susana, además, propone como regalo navideño el poder ofrecer una experiencia con esta técnica tan especial y motivante.

Para ello, no dejes de contactar con ella y solicitarle este regalo tan especial y diferente y, que seguro, tendrá sus consecuencias positivas

Concluyendo, Susana resume está Técnica con una metáfora:

“Te puedo explicar cómo sabe un vino de mil maneras, pero hasta que no lo pruebas, no lo sabes. Con la Técnica Alexander pasa igual: hay que vivirla.”

Contacto

Susana Vera Tantos
Profesora certificada de Técnica Alexander
Pamplona

veratantos.com
Instagram: @tecnicaalexanderpamplona

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